Me dí cuenta que soy un ser incoloro, amorfo, insomne, que lee Pizarnik y vive para escaparse de sí misma. Que se mira el cuerpo porque no existe otra cosa. Que en cada letra deja una partecita de su vida, para no tener que sacarla toda de una vez. Me di cuenta que soy la encarnación de la depresión.
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