4 ene 2011

Soledad.

Lo bueno de la soledad es no tener que hacer lo que no se tiene ganas. Andar sucio y desprolijo. Estar pero no estar. Desnudarse sin necesidad de otro cuerpo. Lo bueno de la soledad es no tener malas compañías. Es poner Maná, Bach, Chopín, Lady Gaga, Joan Jett, The Runaways y No doubt todo mezclado sin que nadie te diga nada. Lo bueno es poder tomarte un fernet a las tres de la tarde, a las tres y media un vaso de vodka con naranja, a las cinco un whisky atrás de otro. Y vomitar todo en donde se te canta haciendo arcadas y riéndote porque nadie te escucha ahogarte en inmundicias. Lo bueno de la soledad es que me acompañan los recuerdos que yo quiero que me acompañen. Lo bueno de la soledad es fumar hasta que me falta el aire e innundar todo con el humo: la colcha, los almohadones, el decorado, la lluvia que cae, el aire, la cortina de la ducha, a mí, a ella, a él, a todos juntos, a ellos juntos, a mí con él, a mí con ella, todo o nada.
Lo bueno de la soledad es que estás acá conmigo cuando te necesito, y cuando quiero que te vayas desaparecés. Lo bueno de la soledad es la compañía fiel de uno mismo. Lo bueno de la soledad es cuando la interrumpe un primo para hacerte compañía en la parte vacía de la cama. Acompañarte tres días e irse para respetar tu soledad. Lo bueno de la soledad es estar solo y acompañado al mismo tiempo. Lo bueno de la soledad es que los libros tienen más sabor, más vida, más muerte, más locura, menos cordura, más colores, más blancos, más negros, más rojos, más azules, más verdes. Lo bueno de los libros es que te dan soledad estando acompañado.
Y lo bueno de mí es que me escapo de mí misma para encontrarme en tercera persona.

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