30 nov 2010

Sensible.

Tengo la pava, para los mates encima de la hornalla, hace casi veintitrés minutos. Me tengo que levantar a buscarla, pero también quiero terminar de leer YA Pigmalión. Siento que la desición es entre el placer del agua verde transitando mi garganta, o aprobar Literatura. 
Claro está, en lo primero que pensé fue en tomar unos mates. Rico. (Así me empieza a funcionar la mente, cuando algo me gusta: se me acorta el poder de expresión, y resumo todo en cortas expresiones de palabras rutinarias. Allá los que no les guste, a mi me funiona). 
Bueno, sí. Me levanté, y fui a apagar el fuego, pensando que me iba a tomar unos matecitos con el agua hervida. Lo pruebo: el líquido me hiela la garganta. ¿Cómo puede eso ser posible? En fin. 
Dejo el mate aparte, y cada tanto rescato alguno. Vuelvo a la lectura. "Pigmalión y la recalcada concha de tu madre". Después de eso, pido perdón en voz alta, a los cuartos vacíos de la casa. "Pigmalión, gracias". Sos, en verdad, la segunda oportunidad. 
Pero, me hacés acordar a ella. Digo, con esto de cambiar completamente a un ser humano, y pensar que no recuerda quién es. Por no importarle, a Higgins qué va a ser de Elisa. A vos no te importó qué iba a ser de mí. Y que me cambiaste, bueno, no hay duda alguna ¿no? 
Pero todavía me acuerdo quién era antes de vos. ¿Por qué no te llevaste eso también, cuando te fuiste?
Puse dos canciones lentas seguidas. 
Me causa gracia, me autocompadezco. Que pedazo de choclo, por favor. 
Sigo leyendo. 
Me molesta la discución entre Higgins y Elisa. Son como eran las nuestras ¿viste? Nos queríamos desarmar, pero en el medio y como objetivo final, nos reclamábamos atención, y cariño. 
Ahora digo: "La recalcada concha de tu puta madre, Bernard Shaw. ¿No podías escribir un puto libro sin sensibilidad, y dejarme en paz?"

1 comentario:

  1. Me pasó al parecido, tenía que leer un libro para la escuela y el personaje principal era IGUAL a mi ex. Fue terrible.

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